¿Cómo se debe llevar a cabo una limpieza facial? Yo suelo exfoliar solamente pero los puntos negros no desaparecen. ¿Hay algo que tenga que hacer antes?
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Es probable que necesites más pasos para conseguir deshacerte de los desagradables puntos negros. Uno de esos pasos es la constancia: más vale paso que dure a trote que canse, así que funciona mejor hacer exfoliación suave con frecuencia a que sea de vez en cuando pero con fuerza porque eso irrita la piel.
La exfoliación es un requisito indispensable para el cuidado de la piel, siempre que esta no sufra alguna enfermedad o transtorno como rosácea, eczema, seborrea o dermatitis, entre otros, porque entonces, sale contraproducente y se puede lastimar más el rostro. Si tu piel es grasa, seca o escamosa, la meta es usar los productos más eficaces pero menos irritantes para exfoliar el cutis.
Aclarando esto, te sugiero que, en tu rutina diaria, reduzcas la cantidad de productos humectantes que estás usando, especialmente durante el día, si tu piel no es extremadamente seca. ¿Que qué? ¿Guapóloga, te has vuelto loca? La respuesta es que sí pero no respecto de esto: lo que sucede es que los puntos negros se forman porque la capa superior de la piel impide que la grasa producida naturalmente por los poros se retire con el agua y el limpiador facial, y, además, actúan como pegamento de polvo y suciedad externa. Si las células muertas exteriores no están retiradas, al aplicarte muchas cremas durante el día y la noche, lamentablemente no penetran la dichosa capa y se va acumulando grosor a esta, asi que sale contraproducente, ¿me explico? Así que la sugerencia es que, si tu piel es normal o grasa, apliques únicamente filtro solar facial por la mañana en lugar de capas y capas de humectantes que no están funcionando.
Para el proceso de exfoliación profunda -esta te la recomiendo a lo mucho dos veces por semana porque es a fondo y puede resecar o, peor, conseguir que la piel reaccione con más producción de grasa-, funciona bien humedecer la piel con un poco de vapor de agua. Ya sea que uses un producto específico para crear vapor facial (los venden en las tiendas de belleza y casi en cualquier departamental o en la de los tecolotitos) o uses una olla de cocina con agua hirviendo, funciona bien. En caso de que optes por la versión casera, pon dos tazas de agua de grifo a hervir y, cuando esto suceda, apaga la lumbre y acerca tu cara a unos 10 centímetros del líquido. Deja que el vapor te llegue a la piel por entre 5 y 10 minutos (si eres hombre, que sean mejor unos 12 minutos porque tu piel es más gruesa y con el vello facial los poros suelen estar más cerrados gracias al rasurado), para que los poros se abran y sea más fácil limpiar a fondo la suciedad que crea los puntos negros. Le puedes poner unas gotas de aceite escencial si quieres relajarte, como lavanda y romero, o con aceites de cítricos para energizarte, pero esto es opcional.
El producto que uses también es importante. Busca uno dermatológico que sea muy suave, especial para el rostro, ya que no queremos irritarlo y que salga contraproducente el ejercicio. Con el exfoliante, aplica poco a poco en la zona a tratar con movimientos circulares suaves de las yemas de los dedos. Dedícale de 15 a 20 segundos por zona (nariz: aletillas, punta; barbilla, frente). Ahora, enjuaga con agua tibia y seca sin frotar con una toalla o paño limpio, sólo presionando la tela sobre la piel y que el aire termine de secarla. Cuando esté limpia y seca, si la sientes un poco tirante, aplica un humectante ligero (si lo haces por la mañana, sólo filtro solar) y ¡listo!
La exfoliación es un requisito indispensable para el cuidado de la piel, siempre que esta no sufra alguna enfermedad o transtorno como rosácea, eczema, seborrea o dermatitis, entre otros, porque entonces, sale contraproducente y se puede lastimar más el rostro. Si tu piel es grasa, seca o escamosa, la meta es usar los productos más eficaces pero menos irritantes para exfoliar el cutis.
Aclarando esto, te sugiero que, en tu rutina diaria, reduzcas la cantidad de productos humectantes que estás usando, especialmente durante el día, si tu piel no es extremadamente seca. ¿Que qué? ¿Guapóloga, te has vuelto loca? La respuesta es que sí pero no respecto de esto: lo que sucede es que los puntos negros se forman porque la capa superior de la piel impide que la grasa producida naturalmente por los poros se retire con el agua y el limpiador facial, y, además, actúan como pegamento de polvo y suciedad externa. Si las células muertas exteriores no están retiradas, al aplicarte muchas cremas durante el día y la noche, lamentablemente no penetran la dichosa capa y se va acumulando grosor a esta, asi que sale contraproducente, ¿me explico? Así que la sugerencia es que, si tu piel es normal o grasa, apliques únicamente filtro solar facial por la mañana en lugar de capas y capas de humectantes que no están funcionando.
Para el proceso de exfoliación profunda -esta te la recomiendo a lo mucho dos veces por semana porque es a fondo y puede resecar o, peor, conseguir que la piel reaccione con más producción de grasa-, funciona bien humedecer la piel con un poco de vapor de agua. Ya sea que uses un producto específico para crear vapor facial (los venden en las tiendas de belleza y casi en cualquier departamental o en la de los tecolotitos) o uses una olla de cocina con agua hirviendo, funciona bien. En caso de que optes por la versión casera, pon dos tazas de agua de grifo a hervir y, cuando esto suceda, apaga la lumbre y acerca tu cara a unos 10 centímetros del líquido. Deja que el vapor te llegue a la piel por entre 5 y 10 minutos (si eres hombre, que sean mejor unos 12 minutos porque tu piel es más gruesa y con el vello facial los poros suelen estar más cerrados gracias al rasurado), para que los poros se abran y sea más fácil limpiar a fondo la suciedad que crea los puntos negros. Le puedes poner unas gotas de aceite escencial si quieres relajarte, como lavanda y romero, o con aceites de cítricos para energizarte, pero esto es opcional.
El producto que uses también es importante. Busca uno dermatológico que sea muy suave, especial para el rostro, ya que no queremos irritarlo y que salga contraproducente el ejercicio. Con el exfoliante, aplica poco a poco en la zona a tratar con movimientos circulares suaves de las yemas de los dedos. Dedícale de 15 a 20 segundos por zona (nariz: aletillas, punta; barbilla, frente). Ahora, enjuaga con agua tibia y seca sin frotar con una toalla o paño limpio, sólo presionando la tela sobre la piel y que el aire termine de secarla. Cuando esté limpia y seca, si la sientes un poco tirante, aplica un humectante ligero (si lo haces por la mañana, sólo filtro solar) y ¡listo!
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