¿Has visto que los frascos de productos asumen que sabes efectivamente cómo es tu pelo? ¿Cómo saber si tu cabello no se saturará con los elementos del producto que consumes? Pues como todo, hay que conocerte, a tí misma y a tu cabello. Aquí tenemos unas cuantas preguntas. ¡Contéstalas, haz un autodiagnóstico y compártennos tu resultado.

Enhorabuena, tu pelo es de tipo normal así que verás cómo no te da demasiados problemas. Pero esto no significa que debas abandonarlo a su suerte. Existe una gran gama de cosmética capilar para el pelo normal, tanto para el lavado y mantenimiento del color como para el estilismo. Es muy importante que te los recomiende un estilista experto ya que usar el producto equivocado en la zona de tu cabeza equivocada -para pelo seco o graso sin tú tener las características- puede estropear el equilibrio de tu fibra capilar, resecar el cuero cabelludo y fomentar la aparición de caspa. Durante la vida se pueden presentar tendencias distintas en el pelo: raíces grasas y puntas secas durante las temporadas de fuertes cambios hormonales (adolescencia, embarazo, post parto e, incluso, en los días de síndrome premenstrual), así que es importante ir cambiando los productos que uses según las necesidades que vayas desarrollando. 

MAYORÍA DE B 

Esa sensación de cabello encrespado, exceso de volumen y tendencia a las puntas abiertas es propio del pelo seco. Necesitas dosis extra de hidratación, utilizar diariamente un buen acondicionador y aplicar una mascarilla cada quince días. Debes lavarte el pelo siempre con agua tibia o fría, ya que el agua caliente lo reseca aún más. Los shampoos para el cuidado del color en el pelo tratado y aquellos poco agresivos son los que más te convienen. 

MAYORÍA DE C 

Apelmazado, brillante, pesado y con tendencia a quedarse lacio. Tu cabello es graso y, por tanto, el más delicado de cuidar. Conviene que te laves a diario el pelo con shampoos específicos. Cuando extiendas el shampoo por el cuello cabelludo, hazlo realizando un masaje suave -suficiente para que limpie a fondo y ligero para que no estimule las glándulas sebáceas, empeorando la situación.