Por Simone

Estoy segura de que al menos una vez has considerado imitar -o pedir a un experto que imite- el maquillaje que usa la modelo de "x" revista o que sale en la publicidad de LV o CK o las letras que quieras.

Y, probablemente también, la gran mayoría de las veces te quedas poco menos que frustradísima porque, aunque la ejecución de la técnica cada vez te sale mejor, te sientes completamente inadaptada respecto a la mujer del papel.

Bueno, pues una británica (ah!, cómo son geniales estos british, realmente) ex despachadora de taxis de 27 años, madre soltera y simpática muchacha se ha elevado a nivel de súper estrella gracias YouTube. Su nombre: Lauren Luke; su oficio y beneficio: tutoriales de maquillaje que SÍ SON REALES Y FUNCIONAN. ¡Fantástico!, ¿verdad?

Justamente con este tipo de frustraciones es que Lauren comenzó su venta de productos de maquillaje discretamente en Ebay, como su 'side business'. Pero su ventaja ganadora estuvo en que, en lugar de tomar fotos del producto y ponerlas ahí, los mostró siendo aplicados en ella misma, de tal manera que las fotos mostraban un claro "antes-después" y la gente podía saber cómo funcionaban en verdad los artículos a la venta.

Poco después, comenzó a subir videos del proceso de automaquillaje a YouTube, y ese experimento de "hágalo ud mismo" que comenzó hace 20 meses se ha convertido en un fenómeno revolucionario en el mundo de la belleza: 50 millones de vistas de sus videos en su canal de YouTube, 250 mil suscriptores en 70 países y, por supuesto, su propia línea de maquillaje que enseña a aplicar video tras video.

Comenzando por las desventajas que le veo a estos videos, el ruido de fondo -aunado al micrófono deficiente de la computadora personal- y el inglés británico cotidiano, puede hacer las instrucciones un poco difícil de entender para quien no lo tiene como lengua materna, la luz es bastante pobre en sus videos, así que sí es necesario usar un poco la imaginación para entender bien los tonos; son videos un poco largos para lo que solemos buscar en YouTube (en promedio duran unos 14 minutos) y, aunque ella queda convincentemente arreglada, es importante insistir en que no a todas nos quedan los mismos tonos -especialmente si somos latinas-. Sin embargo, con un conocimiento certero de nuestra paleta de color personal, lo que sigue es, como siempre, experimentar sus trucos y consejos.

En la entrada de arriba, un botón de muestra.

Pero sería una falta de visión de mi parte no hablar de las enormes ventajas que ha generado esta simpática -y brutalmente honesta- empresaria: en primera, hace evidente que las mujeres promedio pueden -y deben exigir- verse realísticamente bien con maquillaje. En sus palabras: “I’m an average-looking girl who can’t wear 10 layers of fake lashes to get that mascara effect". Her disenchantment, she added,“made me dig my feet in stronger. We’ve all had enough of lies.” O sea (traducción ad libitum, advierto), " Soy una mujer que me veo como el promedio y no puedo usar diez capas de rimel para lograr el efecto (deseado)" En su desencanto dice también " Convénceme de verdad, ya todas tuvimos suficiente de mentiras".

Otra ventaja que puede no ser tan evidente, es que es visualmente sencillo aprender a usar los distintos pinceles y brochas que suelen estar aburridísimos en el estuche fantástico que nos regalaron en Navidad (si no lo tienes, pídeselo a Santa desde ahorita, ¡es un básico!).

Sobre todo, confieso que me ganó al ser una figura de autoridad elegida por millones de personas; es decir, ¡más democrática no se puede ser! Y, en mi (no experta) opinión, -muy a pesar de la declaración de la editora de la revista Allure USA, Linda Wells, respecto a que Lauren Luke "no es una amenaza", hablando de que este tipo de tutoriales no hacen peligrar la multimillonaria industria cosmética ni la inversión que hacen en publicidad impresa-, este tipo de acercamiento del producto al consumidor es la vuelta de tuerca que muchas de nosotras estábamos esperando: más realismo en las muestras de prototipos de belleza y, sin duda, más respuestas concretas a las situaciones cotidianas de estilismo con las que las mujeres de la vida real tenemos que lidiar.

¿Consideras este experimento empresarial un asunto verdaderamente controversial y capaz de modificar los hábitos de consumo cosmético? Te leo.